sábado, 20 de julio de 2013

Soledad

Cortan tus manos sobrecitos de papel,
mientras tus ojos sucumben, brillantes, en lo profundo de la mesa.
Yo te observo del otro lado, haciendo trizas otro sobre de azúcar,
intentando disimular el temblor de mis dedos en tu presencia.

Detrás de mi café, ninguna frase tiene coherencia,
se mezclan las historias, y rozo el ridículo intentando no caer en evidencia.
Tras el tuyo reina la tranquilidad, aunque un poco actuada,
lo noto cuando te admiro en silencio, y se escapa tu mirada.

Nuestras tazas yacen vacías,
dando fé del paso del tiempo, y de que esto no es un sueño.
Ellas siguen firmes ahí, atestiguando el vergonzoso cuadro,
donde dos adultos vuelven a ser niños por un rato.

Los ojos cercanos nos analizan con ternura,
nuestras risas nerviosas llegaron a sus oídos,
veo sonrisas con nostalgia adolescente,
hemos inundado de magia el ambiente.

Tus manos dejan de cortar papeles y se extienden hacia las mías,
dejando atrás la incertidumbre y la espera.
Y ahora pienso en cuantas soledades he tenido,
pero ninguna como esta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario